domingo, 9 de noviembre de 2008



El vacío engorda
y reclama,
pone a prueba
a los cinco sentidos,
admite que la realidad
se quede muda
al mismo tiempo
que su pérgola
cambia de color.
Sin ninguna respuesta
adelgaza y advierte
el escalofrío
de media noche
o el suspiro que recorre
una parte de la ciudad.

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